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He de decir que no siento ningún tipo de pasión ni interés por el fútbol. Me gusta jugar a él,  y aunque soy bastante malo,   disfruto más participando de un partido “casados contra solteros”, que viendo la final de la Copa de Europa aunque la juegue el equipo de mi ciudad. El motivo principal es que gane el equipo que gane no me va a cambiar la vida, ni siquiera le va a dar un mínimo aliciente para hacerla mejor.  No puedo entender la pasión de todos los aficionados al fútbol, esa pasión ciega que les hace abrazar la felicidad cuando su club gana y sentir pesar y frustración cuando el mismo pierde. No se que motiva esos sentimientos y cuando he preguntado a algún amigo “forofo” no me la ha sabido explicar. Me dicen, es algo que hay que sentir. Ya, ya.. pero ¿qué es lo que motiva ese sentimiento?

La cuestión es que no entraré a valorar desde una superioridad moral e intelectual (de la cual carezco por cierto) si es de tener muy pocas luces el darle esa importancia al fútbol.  Felicidades a los que el deporte puede llegarles a dar una especie de sentido a su vida, a sus rutinas. Ojalá me pasase a mi.

Pero aunque los medios de comunicación traten de hacernos creer que los agnósticos futboleros, o directamente ateos, somos una minoría, extraña, con tintes antisociales empiezo a creer que cada vez somos más.  Aún así se que hay algo que nos uniría a todos, algo que haría que todos abrazásemos el sentimiento de pertenecer a un club, a apasionarnos por sus partidos. Sería si de verdad el fútbol cumpliese una función social. Y aquí viene mi utopía mental. ¿Sería posible que todo el dinero que genera el fútbol fuese a parar a causas de justicia social? Se podría hacer un pacto entre clubs donde hubiese un techo salarial para los futbolistas de no se, por ejemplo unos miserables 150.000 euros al año y que la diferencia con lo que cobran algunos, esos diez millones de euros fuesen a parar a obras benéficas elegidas por los socios y aficionados de los clubs? Se podría hacer que si el traspaso de un jugador ha de costar 20 millones de euros, tal cifra fuese a parar rescatar a un cuantioso número de familias en precaria situación?

Se que muchos futbolistas se negarían a ello y lo comprendo. Pero en mi propuesta quienes decidirían serían los aficionados, que deberían ser los verdaderos amos de los clubs y no al revés. Todos sabemos que el futbolista habitualmente se siente querido por la afición no por lo que le aplaudan y le admiren sino por lo que le pagan en nómina. Su fidelidad a su equipo es mercenaria y sino, no hace falta más que ver cual es su reacción cuando le ponen algo más de dinero encima de la mesa. Por tanto si hablamos de sentimientos, de pasión, de amor al club, deben decidir quienes de verdad lo hacen grande quienes siempre estarán allí, a las buenas y a las malas.. sus aficionados. Esa utopía mía afectaría evidentemente a los nuevos profesionales. Es muy posible que muchos genios del balón se negasen a aceptar estar tan mal pagados y explotados.  Podrían decir: “tengo 21 años y el graduado escolar, o graduado ESO, puedo encontrar un trabajo en el que gane mucho más de 150.000 euros al año y por tanto no voy a pasar por el aro. o “Lo he hablado con mi mujer o mi novia, y me ha dicho que por 150.000 euros al año no compensa que tenga que trabajar los fines de semana y algún día entre semana tener que irme a dormir fuera. Me ha dicho que lo que quiere es mi compañía y que si encuentro un trabajo de lunes a viernes por 1200 euros al mes, que me querrá igual y que mejor deje tan estresante trabajo como el fútbol”. Es posible que esa medida n0s haga perder a grandes Dioses del balón. Pero sin duda los que queden se esforzarán igual por ayudar a conseguir los mayores éxitos al club que les paga y al que además, dado que quizá ya no motivará tanto la cifra económica, elegirán porque les gusta la ciudad, su gente. Quizá gracias a  ello, de verdad, sentirán los colores y de verdad una vez el fútbol sea una herramienta solidaria, tendremos motivos para salir a la calle a celebrar… y por fin cuando a alguien se le llene la boca con lo de los volares colectivos del deporte, podremos decir: Que razón tiene!

Sergi Lacorte
Sergi Lacorte

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