Tal día como hoy, 25 de Febrero de 1957, los doctores franceses Djourno y Eyres implantaron el primero de los dispositivos que posibilitan la audición a personas que sufren sordera profunda neurosensorial bilateral, cada año se celebra esta efeméride instaurando el Día Internacional del Implante Coclear. En todo el mundo hay más de 325.000 personas afectadas, de las que en torno a unas 140.000 son españolas.
El implante coclear es un dispositivo sanitario de alta tecnología que permite transformar las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Este dispositivo está formado por una parte que va dentro del cráneo conectado a un aparato externo enganchado a la oreja. De esta manera es posible recibir y transmitir al cerebro el sonido.
Gracias a esta prótesis pueden salir del aislamiento al que están sometidos, pero tenemos que recordar que sólo se trata de una prótesis por lo que no cura definitivamente la sordera y no se puede dar por hecho que han solucionado la discapacidad, ya que no siempre pueden utilizarlo, no se puede mojar, dormir con él, puede estropearse… por lo que a veces tienen que volver al silencio. Y aquí radica el problema, el carísimo problema. Las familias tienen que asumir, por su cuenta, un costoso mantenimiento del dispositivo.
La Administración, excepto en algunas comunidades, sólo cubre un implante. Las familias afectadas reclaman que la sanidad pública se haga cargo del coste íntegro del doble implante coclear y que el segundo, tan necesario para la autonomía del paciente, no tengan que asumirlo por su cuenta. Hablamos de unos 30.000€ un presupuesto que se escapa de las posibilidades de muchas familias afectadas. No quieren recibir un tratamiento “a medias”
A esta inversión desorbitada hay que sumar el coste de los recambios: un cable, una bobina y una batería, unos 590€ en total. Si el dispositivo se estropea, la reparación ronda los 1.500€. A pesar de llevar la prótesis o audífono, necesitan apoyo terapéutico, un buen logopeda para iniciarse en el lenguaje oral… y podríamos seguir sumando… ¿Pero qué padre condenaría a su hijo al más absoluto silencio?
Reclaman una regulación de los precios de los dispositivos y recambios. Luchan por un bienestar, por una integración plena de sus hijos sin que los recursos económicos de las familias sean una barrera para lograrlo.
