Últimamente tengo a varios amigos en trámites de divorcio. El divorcio es algo habitual, y entre las parejas que se casaron antes de cumplir los 30,  tengo comprobado que es lo normal.

El tema de la bodas es algo que nunca me he creído demasiado. Todo ese ritual para celebrar que pasarás toda la vida con la misma persona. Buf! no se si el:  “no te volverás a enamorar nunca más, no volverás a sentir aquel deseo sexual, aquella pasión, no volverás a experimentar aquella sensación de ilusión de ir descubriendo a una persona con la que deseas estar continuamente, que te da aquel pedacito de felicidad” es motivo de celebración. Y es que seamos sinceros, la mayoría cuando se casan, ya ni eso sienten con la persona que lo hacen. Quizá los que se casan en Las Vegas después de una borrachera y con alguien a quien acaban de conocer sí, pero el resto… Ojo, no me malintepretéis. Creo en el amor, de hecho siento esa sensación ahora mismo y ojalá dicho sentimiento me dure siempre. Y eso es a lo que hago referencia. ¿Cuánto dura? ¿Por qué hacer una ceremonia cuyo significado es el para siempre cuando si hay algo demostrado es que nada dura eternamente? ¿No es mejor no poner fechas? ¿Dejar que sea el tiempo quien marque la duración? Aún así la gente se casa, les hace ilusión, os hace ilusión.  Y luego pasa lo que pasa. Los divorcios. Y allí se acaba la celebración.  Allí empieza la guerra.  No siempre claro, y por suerte, no siempre son una guerra.

Tengo tres amigos divorciándose. Uno muy bien. Custodia compartida, piso a la venta y cada uno sigue su vida. Ella fue la que tomó la decisión. Encontró a otro. El amante luego la dejó, pero al menos tuvo el valor de seguir adelante con la decisión y la integridad moral de no arruinar económicamente al que fue su pareja durante 17 años entre noviazgo y matrimonio.

Otro es la otra cara de la moneda. Se gana bien la vida. También él es el dejado. Aquí no sabemos si había otro,  aunque si tuviese que apostar, no soy yo el que inventó el: “son como los monos, no sueltan una rama hasta…” El motivo del que quiero hablar es de como quedará  la situación de él si su ex consigue el divorcio que pide. Atención: Él gana 2500 pero tendrá que pagar la hipoteca del piso al que ya no irá, la manutención de un hijo, la manutención de ella etc.  por pedir que no quede. Con mucha suerte le quedarán 1000 euros para rehacer su vida. Así que ella disfrutará de mucho más poder adquisitivo que él y sin a penas trabajar.   No me parece nada justo. Y más siendo ella la que toma la decisión porque ya no lo quiere.

Dejar de amar a alguien es lícito y normal, pero si alguna vez lo has amado de verdad, si queda al menos un poco de respeto, que menos que intentar la solución más justa, y justicia no es arruinarle. Porque seamos sinceros, ese págame la casa porque mi hijo tiene derecho a tener un techo y pásame una cuota mensual  para mis gastos, lo que llaman la compensatoria (que no es la alimenticia) me parece robar.  El padre quiere a su hijo igual que su madre. Pues que la custodia se la quede él. ¿Él es el que tiene casa, no? Le quitas su casa, le privas de tiempo de ver a su hijo y encima le quitas dinero. Para mí es robar y no solo eso, es el imposibilitarle a rehacer la vida con las mismas condiciones que de verdad podría tener. Tengamos en cuenta que en el citado caso, él está encantado con la custodia compartida, pero ella no la acepta y el motivo de no aceptarlo es puramente económico y como la ley la ampara, ella lo aprovecha.

¿Sabéis cuál es mi conclusión de todo esto? Algunos matrimonios son para toda la vida ¿Por qué no?. Cada cual sabe sus valores emocionales y sus metas y encontrar a esa persona con la que sientes eso de no existe nadie mejor es algo fantástico. Pero ante el mínimo riesgo de divorcio, lo tengo claro. Casaos con esa persona que sabéis que siempre os va a desear lo mejor. Que no es egoísta, que es justa, generosa. Aquella persona que se sentará con vosotros y dirá, vamos a ver que es lo mejor para todos, sin fastidiar más al otro. Y por más que se diga que nunca se llega a conocer a la otra persona, hay detalles que se ven desde el principio. Sólo es necesario observar y escuchar.

Y cito personas, ya que aunque en el segundo ejemplo, él es la “víctima”, sin duda encontraríamos muchos ejemplos donde la “víctima” es ella.

* (En Eye2 Magazine nos gusta la disparidad de opiniones, por ello invitamos a cualquier lector a hacer su propio artículo, en el que pueda ofecer su punto de vista sobre cualquier tema tratado)

 

 

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