Hace poco leí una frase que decía que el amor verdadero sólo pasa una vez en la vida, que después de haberlo conocido, nos podemos pasar la vida buscándolo, sin éxito alguno. Esto me hizo reflexionar, ya que creo que el amor es algo tan subjetivo, que es el gran desconocido por todos.

 

Nos pasamos la vida descifrándolo, buscándolo o moldeándolo, pero resulta curioso que no dejamos de sentir esa necesidad de perseguirlo. Y es que, en el fondo, yo estoy segura de que el amor está dentro de cada uno, no nos damos cuenta, pero así ha sido siempre. Es el gran eje que motiva nuestra razón de ser, es la excusa perfecta que da sentido a la vida, la causa por la que reímos y lloramos a menudo; y el baúl donde escondemos tantos secretos que sólo conocemos sus protagonistas.

 

Además, no sólo sirve de trampolín a la ilusión, sino que es la inspiración de muchos corazones que cantan al universo lo que las emociones acompañan de un ritmo romántico. Seguro que si nos paramos a pensar, nos damos cuenta de que la mayoría de las canciones que nos sabemos hablan de amor, y ahí es donde esconde su magnitud, ese poder inalcanzable que lo hace único y que se expande a un ritmo vertiginoso en cada persona que tiene la suerte de llegar a sentirlo.

 

He leído muchas teorías que hablan sobre él, pero yo tengo la mía propia. Hay una canción que me parece muy apropiada para hablar de este tema, es de Laura Pausini, y se llama “Amores extraños”. Siempre me ha impactado mucho su letra, porque habla de esas historias de amor que todos vivimos a lo largo de nuestra vida, de ese amor que duele eternamente, de la decepción cuando alguien nos falla, pero en el fondo, es una canción que habla de lo que sentimos y de la importancia que tienen esos amores que pasan por nuestra vida, sin que entendamos muy bien el por qué.

 

¿Creéis que se ama una sola vez, o por el contrario, que no dejamos de amar nunca?; o, ¿qué pensáis del famoso dicho de” ¿se puede amar a dos personas a a vez y no estar loco?”; no sé si habréis pasado por alguna de estas situaciones, pero yo creo que es lo más normal del mundo. Todo depende de la persona y aquello que la rodea. Hay tantas historias de amor, con tantos puntos de vista, con tan diferentes recorridos, que todo es posible cuando los sentimientos hablan por sí solos. Siempre habrá una boca que juzgue o alguien que no lo entienda, pero el corazón no piensa, sólo palpita y eso es algo que sólo conoce el dueño de ese motor que nos mantiene en pie.

 

¿Podemos ser felices para siempre con alguien?; probablemente sí, y podemos amarle de por vida, también, pero no estamos hablando de verdades universales. No creo que existan, porque todo va unido a las circunstancias que envuelven cada historia. Hay amores sinceros, profundos, intensos, pasionales, secretos, conformistas, inconformistas, fieles, infieles, maduros, inmaduros,momentáneos, incluso ciegos.

 

Para mi son fases por las que todos pasamos en algún momento de nuestra vida, y eso es lo maravilloso, que no todos lo vivimos ni sentimos de la misma manera, porque de ser así, sería un completo aburrimiento. Ayer me senté en unas escaleras de un mítico lugar de mi ciudad, y observé a la gente que paseaba alrededor. Eran tantos y tan diferentes…, unos paseaban agarrados de la mano, otros lo hacían con hastío y desgana, otros eran víctimas del intrínseco nerviosismo de la primera cita, otros se encontraban en ese punto, con la esperanza de que aquel encuentro les devolviera esa felicidad perdida, y otros, simplemente, paseaban cabizbajos, nadando entre un mar de cuestiones, seguramente, relacionadas con lo mismo.

 

Me resultó impresionante ponerme en la piel de esas personas, para las que yo no era nada, nada más que una sombra, un bulto que mira sentada en unas escaleras, que toma el sol tranquilamente y se convierte en espectadora de sus agitadas vidas, un ser anónimo que juega con sus vivencias, sin que ellos se den cuenta.

 

Me hubiera encantado, por un momento, pararme a escuchar a algunas de esas personas que, sin duda, podrían ayudarme a escribir la más bella de las historias de amor, pero me limité a imaginar, sin más. Y tras dar muchas vueltas sólo puedo creer que si, que nosotros labramos el camino del amor, que decidimos, a veces de forma inconsciente, cómo queremos caminar por su sendero, y que nunca acertamos o nos equivocamos, simplemente, sentimos, aprendemos y crecemos. Y eso es todo lo que nos enseña.

 

El amor es crecimiento, un estirón que nos guía y guiará hasta que dejemos de sentirlo, en cualquiera de sus diversas formas o acepciones. Pero de lo que si estoy segura es que mientras estemos vivos, siempre estaremos enamorados, de la vida, de las personas, de nuestros seres queridos, del pasado o del futuro que tanto deseamos.

 

Sea como sea, intentad pasadlo bien en este aprendizaje, porque conviviremos hasta que nuestros ojos se cierren por última vez y regalemos a la tierra nuestro último suspiro…

Autora: María Fernández Moyano                     María Fernández Moyano
http://laterapiadeescribir.blogspot.com.es/2014/03/el-amor-y-otros-puntos-de-vista.html

 

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