Me vais a permitir que salude, antes de empezar, a mi vecina la del Smart, no la conozco de nada pero ir de compras en un cortacésped es puro surrealismo. Hasta el día en que se estrelle y sea puro cubismo; ¡¡saludos vecina!! lo tuyo es apología del zulo, excentricidad y caos. Pura inspiración.

Dicho esto, paso a relatar las claves del éxito para todo artista deseoso de tener éxito. Si tus deseos son adquirir nivel técnico, creatividad y vista, lo siento, no puedo ayudarte, yo sólo conozco las claves del éxito, lo demás es trabajo de la naturaleza, reclámale a Ella si no estás satisfecho con lo que te ha dado.

El éxito de todo artista es adquirir una posición de fracaso y conseguir superarla poniendo retos alcanzables. La National Gallery no es un reto alcanzable y si lo alcanzas casi seguro que estarás muerto porque en esos sitios entras cadáver o no entras.

Hay que ser realista, la exposición de tu ayuntamiento o el concurso del supermercado son logros alcanzables, hay que empezar desde abajo: preparas tu lienzo, pintas tu obra, la presentas y -si tienes suerte- te regalan una foto con un concejal o una caja de leche desnatada ¡Vas camino del éxito! Lo siguiente es venderle un montón de cuadros a los más allegados, éstos lo ignoran pero tú eres una semilla que está creciendo y tienen que regarte con unos Euros que tú debes gastar en cerveza y patatas bravas, el alimento de los artistas, si no comes esto no alcanzarás nunca el nirvana.

Una vez ordeñados los más allegados hay que buscarse la vida, la mitad de ellos huyen al verte venir, llevas cara de quererles vender tu última creación por un precio razonable pero a ellos les da grima, ha llegado el momento de buscar nuevos horizontes.

Tu siguiente paso tiene que ir ligado a ” darte a conocer”. Eso que pintas y no vendes empieza a acumularse, o haces algo o te echan de casa, necesitas un escaparate, un local a pie de calle con algún señor mejor vestido que tú, bien peinado y ” entendido” y por el módico precio de seis meses sin cerveza ni bravas consigues meter tus pinturas a buen recaudo de compradores en un rincón muy vistoso en una calle cortada al tráfico por obras. Ya empiezas a sufrir como un artista, paciencia, te va a hacer falta.

El camino, a partir de tu primera exposición oficial, se complica. Una línea en tu currículum es poco y lo del concejal no computa, pagar una segunda línea en tu currículum no entra en tu presupuesto, necesitas hacer una apuesta -razonable como eres- implicarte más, arriesgar: toca dejar el trabajo. Tu madre te va a odiar y lo hará enroscándose el dedo índice en la sien; tú tranquilo, estás en el buen camino: te alimentas mal y tu madre te odia, ningún artista se libra de esto.

Bien, ya no trabajas, ahora todo tu tiempo está dedicado a pintar, crear, innovar, proponer. Todo aquello que hacías a ratos ahora lo haces siempre, esto empieza a rodearte, te acorrala, te deja poco tiempo para la vida social, tu familia te ve como un enfermo, los amigos se preguntan porqué no te afeitas, los gatos son todos pardos, la vecina y su zulomóvil te inspiran, un amigo te anima a seguir, una señora que “también pinta” quiere charla, el dinero se acaba, vendes un cuadro, aguantas un mes más, el dinero se acaba, consigues una exposición, el dinero se acaba, vendes otro cuadro, el dinero se acaba, el dinero siempre se acaba.., Qué maravilla, si has llegado hasta aquí no pierdas la esperanza, ese cuadro verdoso que acabas de pintar, eso es tu esperanza. Y tu éxito al fin ha llegado: poderle gritar al mundo ¡yo soy pintor!

Si este no es el éxito que buscas, mejor no te dediques al arte, tu madre lo agradecerá, conservarás tu trabajo y podrás entrar vivo en la National Gallery.

Luis Díaz de Pedro.
Pintor racional.

http://www.diazdepedro.es/

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