David observa a Juan Antonio Muñoz Morales, tiene 44 años. Es el macho de la familia. Su mujer es afortunada. Le ha dado todo lo que necesitaba, dos hijos y una cocina bien grande. Juan Antonio está orgulloso de ser del Real Madrid, de haber estudiado en la UDLV la Universidad de la vida, tal como lo exhibe en su perfil facebook. Considera pues, que el hecho de haber tenido siempre los mismos amigos, haber vivido en el mismo barrio, haber trabajado en la misma empresa desde los 16 y haberse casado con la segunda novia, la que conoció a los 19 al volver de la mili, le podía dar un “Doctor Honoris Causa” de experto en la vida. Se jacta de no haber leído nunca un libro. Sus hobbys son el sofá y la tele. Le gusta ver deportes, principalmente fútbol, aunque nunca se pierde el Tour de Francia ni la fórmula 1, ni las motos, ni el tenis cuando juega Rafa Nadal. A veces también le gusta ver alguna película y disfruta haciendo bricolaje. Su pasión son los toros, La fiesta nacional. “Putos defensores de los animales ignorantes. Cualquier persona con cabeza sabía que para el toro era un orgullo morir en la plaza. “
Está orgulloso de ser el macho de la familia. Es un buen marido. Quizá su mujer le acusa de no ser cariñoso, “serlo es cosa de mujeres y maricones”-piensa él, y si alguna vez ella le reprocha que no la escucha, él no entra al trapo, eran esas demandas típicas de mujer a las que no atender, seguramente provocadas por la regla. Claro que había sido infiel, “joder era un hombre y ¿cúal no?”- pensaba, pero para él, ella siempre será su mujer, las demás no cuentan. No imaginemos de Juan que es un Brat Pitt o un Adonis. Es un tipo físicamente normal en todos los aspectos, pero aunque por lo demás es un tipo que no destacaría en nada en un autobús, en alguna ocasión ha podido gozar de alguna canita al aire gracias, principalmente, a su dogma “no hay mujer fea por donde mea”.
Sí, la sensibilidad no es su fuerte, tampoco el sentido del humor. Juan Antonio tampoco es de los que se plantea mucho las cosas. Es instintivo. Caga, come, bebe, folla cuando puede, aunque desconoce el efecto que provoca en una mujer el orgasmo femenino. La amistad es quedar en el bar para hablar de fútbol y de política. Y el amor, pues esa compañía que le espera en casa con la cena hecha, le prepara el tuper y le lava la ropa. Claro que hablan también. Se hacen un resumen del día, lo hacen sobre de los niños, de los cotilleos que se ha enterado ella, critican a la gente que sale por la tele, a los miembros de sus respectivas familias, al cabrón del jefe, al incompetente del compañero…”lo típico del matrimonio”.
Ahora no obstante, su rol de regalo de Diós, de última coca cola del desierto, a ojos de su mujer, está pasando un mal momento. Oficial de primera como albañil y tras ser despedido, haberse gastado el finiquito, agotado el paro, finalizada la ayuda de los 425 euros al mes y que cada vez le salen menos chapuzas para hacer en negro, no pueden afrontar la hipoteca. Por culpa de los políticos y los bancos su vida se ha ido a tomar por el culo. En el 2007 decidieron ser propietarios por segunda vez. Vendieron un piso que tenían a medio pagar y con los beneficios una vez liquidada la hipoteca, se volvieron a hipotecar esta vez por 350.000 euros más gastos, con los que compraron un BMW de 40.000, se hicieron un viaje a las Seychelles y adquirieron la mejor tele que había en ese momento. Elegir esas islas paradisiacas puede que no tuviese sentido para alguien a quien no le gusta la playa, no le gusta nadar, el calor lo agobia, no aguanta mucho rato tomando el sol… pero bueno, había que hacer el viajazo y contarlo a todo el mundo. La cuestión es que la culpa de su situación es de los políticos y de los bancos y lo iban a pagar caro en las próximas elecciones. Votaría al PSOE. Siempre lo hacía así, el PSOE lo hacía mal y votaba al PP, el PP lo hacía mal y votaba al PSOE. Esperaba que no ganase el coletas, ese tipo que nos haría acabar como en Venezuela, ya lo advertían en la radio. Otra opción era no votar. Quizá es lo que debería hacer ya que todos eran unos hijos de puta y esa era la mejor solución que se le ocurría. O pensándolo mejor tal vez si que sería bueno votar a Podemos, “una paga para todos, seguro que era posible que todos ganasen un sueldo y a poder ser alto, lo que pasa es que todos los empresarios eran unos cabrones que lo impedían”. Sí, se ve que en la Universidad de la vida no daban ni clases de economía, ni de administración de empresas. Y si al final no era posible que todos ganasen,” pues que se jodiesen todos”.
Ahora él, un hombre que jamás había ayudado a nadie, que se consideraba buena gente por el hecho de no haber matado nunca a ningún ser humano, que jamás había entonado un “mea culpa” por las decisiones que había tomado, esperaba que el mundo le solucionase la papeleta. Al parecer la sociedad le debía algo.
Su mujer no trabajaba así que la situación estaba verdaderamente complicada. Dejó el trabajo, “como es lógico” después de quedarse embarazada del primer hijo. “Algo normal” De hecho y en eso estaban de acuerdo los dos, la ama de casa debería tener una paga ya que eran más de 8 horas al día lo que dedicaba a las tareas domésticas. Y la casa era tan desagradecida…
Ella fregaba el suelo. Era la segunda vez que lo hacía. Limpio sobre limpio, pero es que nunca lo estaba suficiente. Era la envidia de todas, siempre tan impecable. En su opinión, la higiene de la casa de sus amigas (las pocas que tenía) dejaba mucho que desear. Esa limpieza, además de darle un sentido a su vida, era hecha con tanto esmero por el mismo motivo que habían ido a una isla paradisiaca o se habían comprado un coche de alta gama, o esa hipoteca impagable, el querer ser más que los demás. Que gracia tenía tener un buen coche si no se podía restregar por la cara a los amigos y conocidos. Si sus allegados estaban peor que ellos, inconscientemente, se sentían bien porque se sentían superiores. Como cuando al cuñado se quedó en paro. Bien podían ayudarle, pero no era problema de ellos, ya saldría hacia adelante. La tele último modelo y el coche tenían prioridad. Y así, mientras ella ajena a que aquel piso pasaría a manos del banco por más que lo limpiase y mientras pensaba en las notas de los niños, todas suspendidas, los cuales, argumentaba con orgullo materno “eran muy inteligentes lo que pasa es que eran muy vagos”, y estaba a la espera de un programa de cotilleos donde los famosos mostraban sus miserias, él reflexionaba algo que le había dejado muy mal sabor de boca, la eliminación de la selección española del mundial. Le dolía, y sobre todo por la purria que hacía leña del árbol caído. Recordaba con nostalgia 4 años atrás cuando ganaron el mundial y el mundo claudicó rindiéndose ante la superioridad de España en todos los sentidos. Como el mundo nos envidiaba, como reconocían que no había país mejor, nada podía superar en importancia tan épica gesta. Y recordando eso empezó a tararear “soy español, español, español” El pecho se le llenó de orgullo, una sonrisa le dibujaba la cara y hasta una lágrima asomaba por el ojo derecho. “Soy español, español, español”.
Y David, que veía la escena pensaba que tal vez ese era el problema de España y por lo que no habría solución. No era la selección lo que representaba a España, era ese matrimonio, eran esas dos personas. El problema de España eran los españoles…

Sergi Lacorte

Conecta con nostros
Últimas Noticias
CLOSE
CLOSE