CUENTO: NOCHE DE VERANO

Era verano, estábamos de vacaciones, éramos jóvenes y nos dejábamos llevar por nuestras locuras de amor. Disfrutábamos día a día de todo lo que nos apetecía, hacíamos lo que nos venía en gana, y bailábamos hasta la madrugada todos los días.

La rutina del invierno y la Universidad ahora dejaban paso, por unos meses, a la alegría y a la fiesta.¡¡ Por fin éramos libres!!

Esa noche salimos, como no. Íbamos varias amigas en un Seat Ibiza rojo cantando nuestras canciones favoritas. Nos habíamos vestido bastante atrevidas pero con gracia, nada vulgar. Nuestro maquillaje era mínimo, con el calor y el sudor, el aspecto de la cara maquillada puede convertirse en un horrendo susto cuando te miras al espejo en el baño de la discoteca tras unas horas de baile y acción….
Encontramos aparcamiento en la zona de pubs, increíble, así que la noche empezaba bien.

Estábamos en la costa brava. La calle era un bullicio de gente joven como nosotras dispuesta a pasarlo bien. Entramos en el primer pub preparadas para cualquier cosa.
Las miradas de los chicos no dejaban de recorrer nuestros cuerpos y nos sonreían sin cesar. La música sonaba a todo volumen y empezamos a bailar a nuestro aire sin prestar demasiada atención a los chicos, pero por supuesto, con el “radar” encendido.

Pasó un rato, en el pub nos conocían, habíamos ido tantas veces que ya éramos casi clientes vip, así que el camarero decidió que nos invitaba a unos chupitos.
Las risas se multiplicaban, las mejillas se sonrosaban a cada segundo, nuestra piel tostada tras unos días de playa emanaba alegría y sensualidad.

De repente me fijé en un chico. Estaba apoyado en la barra, tenía el pelo rapado, la cara redonda y serena, los ojos claros. Me miraba disimuladamente. Me gustó su manera de mirarme, parecía tímido… Era bastante alto y corpulento, pero me dio la sensación de que quizás era un par de años más joven que yo….. debía tener como mucho 19 años…

Nuestras miradas se cruzaron un par de veces pero ninguno de los dos hizo por acercarse al otro. Yo estaba con mis amigas y me lo estaba pasando muy bien. A su alrededor aparecían amigos y amigas, estaba con un grupo de gente. Me pareció oír que hablaban en francés. Pero él, a pesar de reír y hablar con ellos no dejaba de mirarme.
Yo estaba bailando, y sin darme cuenta en un momento en que hice algún movimiento de baile espectacular con mi copa en la mano, él se acercó y me tiró la bebida (sin querer).
Me quedé mirándole …. Normalmente me habría cabreado un poco si alguien me tirase la bebida casi completamente llena, pero él me sonrió y me pidió disculpas de inmediato. Con una sonrisa me dijo que lo sentía y que le acompañara a la barra para que él me pudiera invitar a otra copa.
Yo le sonreí, era un chico muy dulce, y a pesar de que yo no hablaba francés y su inglés no era muy bueno, nos entendimos y le seguí a la barra.

Me dijo que se llamaba Dominique y que era de Luxemburgo. Yo le di mi nombre y nos dimos dos besos.
Pedí una copa, y él se pidió otra. Pagó las bebidas mientras yo le miraba. Su piel era perfecta y su cara a pesar de aniñada era muy atractiva. Brindamos y ya no nos separamos.

Empezamos a hablar y hablar, nos reímos muchos aunque no recuerdo ni de qué hablábamos pues la comunicación era difícil. Estábamos muy a gusto el uno al lado del otro. Definitivamente era más joven que yo, aunque yo parezco más joven de lo que soy así que no me sentía rara a su lado.
Sus ojos brillaban, de cerca pude ver que eran verdes tirando a marrón, un tanto achinados. Sus labios y sus dientes eran perfectos, y su voz era muy bonita. Su manera de hablar me hacía sentir tranquila, se notaba que era un buen chico.

Sus amigos nos miraban, mis amigas nos miraban, y los dos estábamos deseando besarnos. Tras una conversación de 20 minutos estábamos muy cerca, casi cuerpo contra cuerpo, … él me acarició el brazo y puso su mano en mi cintura. No me había tocado hasta ese momento y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Yo le miré fijamente, le acaricié la cabeza suavemente desde la frente hacia la nuca. Dominique entonces me agarró con fuerza, estábamos de pie junto a la barra y ya no teníamos ganas de hablar. Nos besamos intensamente…..

 eva eden

Nos quedamos enganchados, nunca me había pasado algo así, nos besamos sin cesar durante más de media hora allí de pie. No podíamos parar, nos sentíamos conectado y felices, no necesitábamos más, su cuerpo, su olor, sus manos, su sonrisa, todo encajaba conmigo y yo con él.

De repente alguien nos interrumpió. El camarero nos pidió que nos alejáramos de la barra porque estábamos bloqueando el espacio ya durante demasiado tiempo. Entonces, Dominique me cogió por la cintura y me elevó. Me llevo volando hacia una esquina un tanto oscura del pub y sin mediar palabra empezó a besarme otra vez.

Sus besos eran intensos y sus labios y los míos parecían hechos para besarse sin cesar.
De nuevo estuvimos un buen rato besándonos y acariciándonos con inocencia. Fuimos a tomar una copa. La conversación no tenía importancia ya, así que parte del tiempo estábamos en silencio. Nos sentíamos a gusto el uno al lado del otro.

Nos dimos la mano mientras tomábamos nuestras copas. Nos miramos y sonreímos… Al terminar la copa me despedí de mis amigas y salí a la calle con él.
Queríamos estar solos, queríamos salir del ruido del pub y pasear juntos de la mano. La sensación era muy extraña, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Nos besábamos mientras andábamos vigilando para no golpearnos con nadie ni con nada. Terminamos sentados en un banco en la playa viendo la gente pasar.

Los dos estábamos de vacaciones con un grupo, nos hubiera gustado tener una cama a nuestra disposición pero no podíamos invadir la habitación de nuestros amigos sin previo aviso y de hecho ninguno de los dos teníamos llaves del apartamento alquilado. No podíamos hacer el amor en una cama, tampoco teníamos toalla donde tumbarnos en la playa, así que nos tumbamos en un jardín de césped en el paseo marítimo tras buscar otras opciones y eliminarlas de inmediato.

Nuestros cuerpos se unieron, pero mucha gente pasaba por ahí así que contuvimos las ganas de llegar a algo más. Nos acariciamos por encima de la ropa, y por ese día, la sensaciones que recibíamos de nuestra piel, ya eran suficientes, no hacía falta irse a la cama el primer día – pensábamos los dos. Estábamos muy a gusto y tranquilos, abrazados hasta que llegó el amanecer.

Fue un momento mágico e inolvidable ver el amanecer en la playa en brazos de un chico al que acababa de conocer pero que me hacía sentir como si fuera un amigo de toda la vida.
Fue muy romántico hasta que… nuestros amigos empezaron a buscarnos por la calle gritando nuestros nombres (aun no había móviles) preocupados por saber dónde estábamos porque no teníamos llaves.
Quedamos en vernos al día siguiente en el mismo pub y nos despedimos con un bonito beso y un tierno abrazo cada uno hacia su apartamento.

Nos vimos de nuevo la noche siguiente, su mirada todavía era dulce y su sonrisa serena, me sentí feliz cuando le vi llegar pero la noche no salió como esperaba….
Esa noche tampoco pudimos quedarnos solos…..

Dominique vino sólo a despedirse de mí en el pub dónde habíamos quedado, se marchaban a Luxemburgo esa noche, no me lo había querido decir el día anterior para no romper la magia del momento….

Hoy he pensado en él, no se su apellido, ni tengo direcciones ni teléfonos. Me hubiera gustado verle de nuevo, pero han pasado ya muchos años y no ha sido así…

Autor: Eva
http://evafueradeleden.blogspot.nl/
Conecta con nostros
Últimas Noticias
CLOSE
CLOSE