¿Cómo recuerda su infancia?

Nací en Argentina y vine con siete años, la recuerdo vivida y con mucho cariño, tengo un buen recuerdo.

¿Vino directamente a Madrid?

A Ronda.

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Estudió para sociólogo y le cambió la vida de repente…

Sí, de repente… me llamó Cayetano Rivera para que fuese su mozo de espadas, fue un shock por que yo no conocía el mundo taurino desde dentro…

¿Qué significó esa llamada, esa petición, ese cambio de vida?

Me llamó para ir al campo y allí me dijo que veía claro que iba a debutar, que estaba todo muy avanzado, que aún no tenía fecha concreta pero quedaban sólo unos cuatro o cinco meses. Estaba definiendo el equipo y que para la figura de mozo de espada necesitaba una persona que, aunque no fuese de ese mundo y no supiera, que aprendiera. Necesitaba alguien en quien poder confiar, la confianza es la base de ese puesto. El mozo de espadas es una persona que está siempre pegada al torero, en la que él deposita su intimidad, sus buenos y malos momentos. Está presente en cualquier conversación, conoce todo. En ese momento no supe qué decir, me lo quise pensar un poquito así que no le dí una respuesta inmediata, no tenía muy claro que pintaba yo ahí… (risas).

 

¿Eran amigos de la infancia?

Sí. El es más pequeño que yo, unos cinco o seis años. Nos veíamos cuando iba a Ronda y nos empezamos a hacer más amigos al final de su adolescencia. Era casi Navidad y yo me iba a Argentina pero le dije que antes de viajar le daría una respuesta. Y así fue, me embarqué en el proyecto y en una gran experiencia.

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¿Ya le gustaba ese mundo?

Me gustaba pero nunca había pensado en dedicarme. Me gustaban los toros porque en Ronda hay mucha vinculación con todo eso, es un mundo lleno de personajes, de literatura, un mundo curioso más allá de que te gusten los toros o no…

 

Cuénteme un poquito de que va está profesión de Mozo de Espadas, siempre al lado del torero, confidente, organizando los viajes, el vestirlo…

Yo siempre lo defino como una mezcla entre road manager y personal assistant, para que me entiendas, como el secretario personal. Estás atento a cualquier cosa que surja, que esté todo perfecto: Los viajes, los hoteles, la ropa, sus herramientas de trabajo – capotes, muletas, espadas… – que es lo que nosotros llamamos los “trastos”.

Son muchísimas cosas, por eso el mozo de espadas tiene un ayudante que coloquialmente se conoce como el “ayuda” que suele estar más atento a la cuadrilla y el mozo de espadas más al torero.

 

¿Cuántos son en total?

Tres banderilleros, dos picadores, el mozo espadas, el ayuda, el torero y el apoderado. Nueve. Y normalmente viajan dos chóferes, once.

¿Cree que el torero elige a alguien de confianza, en este caso a usted, porque a lo mejor puede morir ese día y quiere estar con alguien realmente cercano?

No sé si me pondría tan dramático, pero sí recuerdo un día en Bilbao, él sólo con seis toros – su despedida como novillero -, en que en el hotel, antes de salir para la plaza, me dijo: “Éstas son las claves del ordenador y esto es lo que hay que hacer si pasa algo”, se me pusieron los pelos de punta… los percances están presentes y hemos pasado por muchos hospitales… pero verbalizar eso justo antes de la corrida…

Digamos que las dos personas claves para el torero fuera del ruedo son el apoderado, que es el manager, y el mozo de espadas. Algunos toreros tienen el mismo mozo de espadas toda la vida; el apoderado, sin embargo, puede cambiar porque puede variar en un momento dado la visión de ambos de enfocar la temporada. Cayetano ha sido fiel a las dos figuras.

 

¿Podría ser mozo de espadas de otro torero?

Creo que es una figura muy personal… supongo que podría serlo… y me lo han propuesto pero he dicho que no… menos en una ocasión especial por amistad: un buen amigo mexicano que debutaba en Las Ventas.

Los mozos de espadas profesionales, que lo son por vocación, tienen una enorme ductilidad para adaptarse a casi cualquier torero y para mí eso tiene un mérito tremendo en un puesto que se basa en la confianza. Ambos se deben entender con la mirada.

 

¿Cómo se viste a un torero?.

Es un momento muy íntimo y muy difícil de presenciar incluso para los propios taurinos ya que en la habitación sólo entra el mozo de espadas, el apoderado y, en contadas ocasiones, alguien muy allegado. Es como un ritual que tiene, paradójicamente, un enorme componente femenino.

El torero come temprano y luego trata de relajarse en su habitación. Llegada la hora, entra el mozo de espadas en la habitación para despertarle – raramente duermen – y vestirle después de que se duche. La silla ya la he dejado montada antes, es decir, con todos los elementos de la indumentaria colocados sobre ella siguiendo un orden bastante riguroso.

Como te comentaba, tiene mucho de femenino: se ponen unos leotardos de bailarina, blancos generalmente, que deben ir perfectamente encajados para que luego el traje, que está hecho a medida, se amolde completamente a su anatomía. Si no es así, es muy incómodo; bueno, mucho más incómodo de lo que ya de por sí es esa indumentaria. Después las medias rosas, que llegan hasta por encima de la rodilla, se estiran bien y se sujetan con una liga para que no se caigan. Luego tienes que poner la taleguilla, que es el pantalón, bien encajado y estirado. Posteriormente los tirantes, se atan los machos – cuerdas situadas en la parte inferior de la taleguilla (pantalones) -… Como curiosidad te diré que los testículos siempre se sitúan en una cavidad diseñada para ello a la izquierda (risas). Está estandarizado así.

Después se coloca la castañeta, que es el “postizo” que va fijado en la parte trasera de la cabeza: Para ello se sujeta un minúsculo mechón de pelo entre las dos láminas metálicas de un “tornillo” y se “ajusta” con una tuerca. Sobre eso se ata el añadido, la castañeta en sí, que antiguamente era pelo natural del torero. Después ponemos el chalequito, un pañuelo y el fajín. Y, finalmente, antes de salir para la plaza, la chaquetilla. La montera y el capote de paseo se llevan en la mano hasta la hora de hacer el paseíllo en la plaza.

 

Vistiendo al torero (Loewe)

¿Cuánto puede costar un traje de luces?

El de una figura puede costar entre 4000€ – 5500€ … Depende de si lo quieres con más o menos bordado, con moritas ( un tipo de adorno)…

¿Cómo se prepara usted para una corrida?

Depende de la tarde, no es lo mismo para un torero un lugar de mucha trascendencia que un pueblo o un lugar que, por la razón personal que sea, para él es especial. Hay días en que el torero no pega ojo, ¡ni tu tampoco!(risas). Sólo piensas en que todo salga bien, en las entradas, la gente, los invitados…mientras el torero puede no parar de llamarte porque necesita algo…

Por la mañana voy a la plaza a llevar la documentación de la cuadrilla, recoger los pases de callejón, las entradas… y comprobar que todo esté en orden.

Después regreso al hotel y “monto la silla” con el vestido elegido mientras los banderilleros y el apoderado, por lo general, le cuentan al torero cómo ha ido el sorteo. De ahí a comer y por la tarde ya el ritual de vestirlo y ¡a torear!.

 

Antes de salir al ruedo (Loewe)

¿Ha pasado mucho miedo?

Es más bien un miedo ajeno… bueno, y alguna vez que ha saltado un toro al callejón (risas), pero sí, miedo por él, sí. Los que lo conocemos y lo tratamos a diario notamos si se siente más o menos seguro, si está disfrutando o lo está pasando mal… lo transmite en la cara, en los movimientos, en el comportamiento… y hay tardes en que todos lo pasamos mal…

 

¿Cómo se limpia la sangre?

Normalmente de los capotes y las muletas se encarga el ayuda. En la misma corrida se pasa un trapo para quitar lo más gordo, se deja que se seque y, una vez seco, se le da con un cepillo de alambre o cerdas. No se suelen lavar porque encojen, duran lo que duran, cuando están viejos se dejan para el campo, se regalan…

El traje tiene más complicación. Se sumerge en una bañera con agua fría, se deja unas horas con detergente para prendas delicadas y luego se enjuaga bien y se deja secar, sin que le dé el sol directamente porque pierde color.

Cada vez que toreas se lava, por eso el mozo de espadas procura estar siempre en una habitación con bañera.

 

Antes me comentaba sobre la cuadrilla, ¿alguna historieta divertida que se pueda contar del cochecuadrilla y las aventuras de once hombres? Escribía un blog muy bonito, es todo un poeta…

(Risas) ¡Hay muchas historietas!, en el blog puse alguna.. a ver…

Un día en la carretera de Madrid a Córdoba uno de los compañeros se descompuso de repente… (risas) “¡¡Para, para, que pares!!” “No puedo más, no puedo más”. Nosotros estábamos durmiendo. El chófer se detuvo en una carretera secundaria, el chico se bajó y se fue al medio del campo. 50 metros más adelante estaba la Guardia Civil, en una rotonda… (risas). Vieron el coche detenido y se acercaron: “Documentación”. El chico, a todo esto, en cuclillas en el campo. El chófer le explica: “Sí mire, somos una cuadrilla de toreros. Tome la documentación. Venimos de tal vamos a cual…” – “Hombre, ¿y por qué están parados aquí? ¿Qué pasa?” – “ Es que hay un compañero ahí que se descompuso…” – “Y ¿dónde está el caballero?”

-”Está ahí”, dijo el conductor señalando hacia el arcén oscuro. Entonces, el guarda civil rodeó la furgoneta para comprobar que era cierto y el compañero, al escuchar los pasos se subió rápidamente los pantalones y, por vergüenza, según nos contó luego, hizo como que estaba vomitando en lugar de… (risas).

El guardia civil le preguntó si estaba bien y, antes de marcharse le informó: “Que sepa usted que otra vez, aunque le haya pasado lo que le haya pasado, se tiene que poner un chaleco reflectante”.

Que ataque de risa nos entró sólo de imaginarnos la situación…

 

¿Qué cree que ha pasado con los Toros? Por ejemplo, a mí me gusta el espectáculo, los trajes, la tradición, los gritos, el silencio, el respeto, ver a la gente volcada… pero como mucha gente, me pongo muy de los nervios cuando el toro sufre o lo matan… no puedo y no puedo conseguir que me guste… ¿Podría convencerme de lo contrario?

No. Yo no podría convencerte. Pero sí te diría que nadie va a una plaza a ver morir a un toro. Sé que esto es un asunto muy delicado y que nos podría llevar muchas horas de diálogo – y remarco lo de diálogo – pero lo que un aficionado busca en una plaza tiene sobre todo que ver con la estética, la plasticidad y las figuras que componen toro y torero en un movimiento más o menos coordinado en medio del ruedo. Hay algo de ritual y danza ancestral en todo ello. ¿Qué pienso yo? Creo que es una expresión artística, un espectáculo cuya supervivencia dependerá de su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos. En esto, como en todo en la vida, estoy a favor del diálogo y de la negociación, nunca de la intolerancia ni de la prohibición.

 

¿Si no se matase, sería lo mismo para los amantes del mundo taurino? ¿Usted que cree?

Ya hay lugares en los que no se mata.

Creo que el colofón con la muerte del toro está muy arraigado pero, repito, pienso que todo se puede dialogar. Nada tiene que ser inmutable. Es curioso pero, en contra de lo que se pueda pensar desde fuera, no hay nada más bonito y emocionante en una plaza que el indulto de un toro.

Cambiando de tema, ahora está muy involucrado con la Fundación Yo Niño de Cayetano Rivera, ¿cuál es la finalidad de la Fundación? ¿Dónde van destinados los fondos recaudados?

La finalidad de la Fundación es ayudar a los niños desfavorecidos en cualquier parte del mundo. Para ello se dedica a recaudar fondos y luego elegir una ONG y un proyecto concreto al que apoyar. El primer año se apostó por Infancia Sin Fronteras y la construcción de un colegio en Matagalpa (Nicaragua).

En esta ocasión, y dada la situación límite a la que se encuentran muchas familias en nuestro país, se ha decidido colaborar con Aldeas Infantiles y un Centro de Día que están desarrollando en Granada.

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Cayetano ha dado la vuelta al mundo en 80 días para la recaudación de fondos, ¿cómo ha ido el viaje? ¿Recuperado totalmente de la pierna y del traspié en el Hormiguero?

Ha sido una experiencia única, irrepetible y muy enriquecedora para él. Ha ido arrastrando ciertas secuelas de la fractura que sufrió en El Hormiguero – algo de fatiga o hinchazón después de muchas horas caminando – pero, yo que viajé los primeros días con él, nunca lo oí quejarse.

La experiencia la ha ido contando en un blog muy bonito en Hola.com al que se han sumado una serie de patrocinadores cuya aportación irá destinada al proyecto de Aldeas Infantiles. Entre los seguidores que ha tenido, algunos muy gratificantes como los alumnos de un colegio de Murcia que seguían el itinerario y apuntaban en un mapa que colgaron en clase de geografía los lugares por los que iba pasando.

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Como me comentaba, usted le acompañó en la primera parte del viaje, cuénteme un poquito su aventura y su encuentro con el tiburón blanco…

Yo hice de “Rigodón” las dos primeras semanas de la “Vuelta al Mundo en 80 Días”. Pasamos por Jordania, Sudáfrica y Zimbabue. Entre otras experiencias, dormimos en una jaima bereber bajo el cielo estrellado del desierto de Wadi Ram, vimos amanecer junto a las cataratas Victoria en medio de la sabana y sí, buceamos junto al tiburón blanco cerca del Cabo de Buena Esperanza. Realmente impacta ver de cerca a esos animales de más de 5 metros, como vimos alguno, y con esos ojos supervivientes de la prehistoria. Pero creo que lo que más me impresionó de esa experiencia fue ¡lo fría que estaba el agua! ;-).

Carlos, Cayetano, Ramiro, Trancas y Barrancas a punto de enfrentarse al tiburón blanco

¿Cómo sería su cuento de hadas?

Un camino feliz y disfrutar de él relativizando la importancia de las metas.

¿Qué le diría a nuestros lectores?

¡Que disfruten la vida! Que sean felices sin molestar a los demás y, sobre todo que ¡vivan!.

 Muchas gracias Ramiro!!

Si quereis saber más sobre Ramiro y ver que contestó en las preguntas cortas…

http://www.entrevistasdeunhada.com/entrevista-ramiro-cura/

www.entrevistasdeunhada.com

By Carolina Ribera

@FairyTalks

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