La primera lavandería /tintorería 2.0 en España que permite que el cliente pueda dejar o recoger su ropa las 24 horas los 7 días de la semana , dejando así de lado los limitados horarios comerciales, mediante el uso de taquillas ubicadas en sus propios edificios, oficinas, parkings, gimnasios, centros empresariales, etc.
El software de droplocker es la piedra angular del negocio.
Todo el servicio se gestiona vía online, el cliente debe registrarse y de esta manera obtiene una cuenta mediante la cual puede realizar pedidos vía internet o SMS (en el mes de setiembre lanzarán su app) También puede ver las fotos de sus prendas , dejar anotaciones sobre preferencias de lavado, peculiaridades de la prenda, etc Saber el estado de su pedido, y pagar online, entre otros beneficios. La idea es ofrecer comodidad, evitar tiendas cerradas, traslados o recibos perdidos. a interacción es real. En definitiva, permite gestionar todas las operaciones y mantener un control total del negocio.
Otra innovación tecnológica que permite el software es colocar códigos de barras a cada una de las prendas, así siempre saben a qué cliente pertenece cada prenda, evitando errores.
El fundador es Edward Hamilton, Inglés afincando hace 5 años en Barcelona.
Profesionalmente se ha dedicado al coaching de negocios emprendedores en España, sobre todo de negocios relacionados a los nuevos conceptos de las revolución de las apps y los móviles. Ed también ha trabajado en el sector de la banca de inversiones tanto en Londres como en Nueva York.
Edward notó que la mayoría de apps estaban enfocadas en lanzar algún juego de moda, ,y pensó que debía crear una app/servicio que mejorara una tarea tradicional, no enfocarse en el mero ocio.
¿Por qué Lavalocker?
Al recoger un traje que dejó en una tintorería de su barrio, notó que era una pérdida de tiempo ir tantas veces a la tienda: primero a dejarlo, luego ir para ver si estaba listo,que no o estuviese y por último regresar otro día a recogerlo. Pensó que estaba malgastando su tiempo y que el coste del tiempo que le implicaba ir a limpiar su traje fue enorme. Vio que había una necesidad no satisfecha de reciclar/modernizar un sector como la lavandería.
Tras un estudio de mercado, estudios cualitativos y cuantitativos, comprobó la viabilidad de la idea de negocio. La empresa tardó tan sólo 6 meses desde que puso en marcha la concepción de la idea hasta su implementación.
Como todos las start ups saben, los primeros meses siempre son más difíciles e implican un gran desafío, por ello pese a los resultados del estudio de mercado, innovan y mejoran el servicio día a día, para la fidelización del cliente.
El principal problema con el que se encontraron, fue la búsqueda del software que ayudará hacer el servicio más cómodo (droplocker en USA) y del capital humano… era imprescindible convocar a un grupo con ganas de trabajar en un start up y con ganas de sacarlo adelante.
Algo de dificultad también entrañó la búsqueda de inversión. Edward empezó a buscar dentro de su red de contactos a posibles inversores , es así que consiguió una financiación de 120,000€ mil euros en un inicio y luego dos financiaciones adicionales de 60,000€.
Una vez superadas esas dificultades Lavalocker se convirtió en una realidad, siendo hoy un ejemplo de empresa innovadora que ha empezado a ser una realidad dando empleo a 6 personas y a punto de incorporar a dos más.
Su cliente tipo:
“Los horarios de las lavanderías no son lo suficientemente amplios”,
“No soporto las colas de la lavandería”
“Mi ropa tarda en estar lista”…
La startup Logra por completo cubrir estas necesidades, ya que los locales en los que se ubican sus taquillas están abiertos las 24 horas, no hay colas, y el pedido está listo en máximo 48 horas.
Clientes más importantes:
Cada cliente es muy importante para ellos, la mayoría son particulares o cuentas de empresas. Sin embargo si hablamos de ubicaciones, entonces pueden referirse a World Trade Center Barcelona, Almeda Park, Torre Diagonal, edificios de 22@, Diagonal 530 ( La Caixa, Inmobiliaria Colonial), edificios de Cushman and Wakefield , Holmes Place, entre otros
