Hay varios tipos, el corazón de mujer, el corazón de madre, el corazón de hija, hermana, el corazón de ser humano…A esta clasificación hay que añadirle el tipo de emoción tanto el que produce placer como dolor.
Corazón de mujer.
Soy mujer, y reivindico que mis emociones y sentimientos difieren al de los hombres, pues no creo en que seamos iguales, y siendo sincera tampoco quiero ser igual a un hombre. Este corazón de mujer lo han roto varias veces, pero tiene una gran capacidad de regeneración, cuando ha sufrido por amor hacia un hombre, siempre ha salido reforzado de la experiencia, y amigos…he amado varias veces (me siento muy afortunada por este hecho), la lección que he aprendido ha sido la de dejarme seguir por la corriente, me aman, amo, me dejan de amar, dejo de amar, pero lo que siempre me queda es lo que he disfrutado y el amor a mí misma, pues como siempre he dicho, soy la mujer de mi vida, no la mujer de la vida de un hombre!
Corazón de madre.
Mi corazón en este caso es inmenso, tiene una capacidad infinita de amar, amo a mis dos hijos, los cuales me producen una gran felicidad, orgullo y satisfacción (expresión un poco real ;)). Los amo sin pretensiones, sin expectativas, es el amor más puro que puedo sentir. Tengo la certeza y el convencimiento de que he sido un canal para traerlos a este mundo y que son del universo no míos. Con ellos he aprendido el ejercicio del desprendimiento. Siempre digo que si puedo vivir lejos de ellos puedo vivir lejos de los amigos, la familia, la pareja… Ellos también son mis maestros en arte de la paciencia, de la comprensión y de la tolerancia.

Corazón de hija, hermana (familia)
Este corazón ha sufrido muchos cambios y ha ido evolucionando, desde ese amor incondicional cuando eres pequeña hacia tus héroes, que fueron mis padres y hermana, hasta el amor rebelde y con sentimientos contradictorios hacia ellos de la adolescencia, y la final he llegado al amor pausado, centrado de la madurez, dónde he aceptado como son.

Corazón de ser humano
Este corazón siente por los amigos, el mundo, la naturaleza, la vida…es un corazón libre, como mi espíritu. Ama sin imposiciones, con gusto, con placer, ama por amar, sin proponérselo, sin esfuerzo.
Qué gran satisfacción produce amar por amar, amar una puesta de sol, un bosque, el mar…y que placer el ser correspondido, con una caricia de ese rayo de sol cuando se está poniendo, o el roce de las olas en mi cuerpo, o simplemente cuando me abrazo a un árbol para sentir su vida, su corazón, su sabiduría que me traspasa, y me dice yo estoy aquí, sujétate a mí, no te sueltes!
Yo soy todos estos corazones, y más! no puedo prescindir de ninguno de ellos, lo único que puedo hacer es guardar el que más me hace sufrir en un cofre, pero todavía no he encontrado la llave para poder encerrarlo y dejarlo ahí, no sé donde está, así que se dedica a entrar y salir a su antojo, o al mío! no lo sé todavía.
Cuidemos nuestros corazones, alimentémoslos, y cuando quieran un capricho no se lo neguemos!

 

                                                                                                                        Carmen Fernández

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