La infancia hoy en día crece entre paredes. El aislamiento creciente de su entorno natural, produce en ocasiones hasta biofobia.

Los niños necesitan de la naturaleza para desarrollarse adecuadamente. En la actualidad estamos inmersos en un mundo virtual, donde éste suele ser el único medio por el que se conoce nuestro entorno, no solo el distante, sino también el más próximo: fichas, dibujos, televisión, vídeo… estos son los medios a los que recurrimos para que nuestros niños y niñas aprendan cualquier cosa.

Además, las escuelas y colegios están dotados con objetos y recursos que potencian constantes estímulos. Esta sobre-estimulación, dificulta o impide la concentración difusa, es decir, la concentración global del niño, que es la natural de estas primeras edades.

Hay escuelas alternativas que están llevando a cabo un movimiento para “nutrir” a nuestros niños a través de la naturaleza. Escuelas nómadas como El jardín Secreto de Escocia, tiene a niños desde los 16 meses hasta los 6 años y realizan todas sus actividades en medio del monte.

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Heike Freire, Licenciada en Psicología y Filosofía por la Universidad de Paris X, ha impartido cientos de conferencias y formado y asesorado a padres, escuelas, organizaciones y proyectos sobre este tipo de escuela, qué, SÍ, ES POSIBLE.

En su blog http://educarenverde.blogspot.com.es/p/escuelas-verdes.html, podemos encontrar algunas experiencias en estas escuelas.

Un ejemplo son las “Waldkindergarten”, un jardín de infancia en el bosque, en medio de la naturaleza, que se origina en los países escandinavos. En él se aprende entre los tres y los seis años de edad (algunos incluso con menos de tres años).

Según lo que cuenta Heike, jugar al aire libre, en la naturaleza, estimula todas las capacidades de los niños mucho más que los espacios cerrados. Así, muchos investigadores han encontrado grandes beneficios en el contacto de los niños con la naturaleza, como por ejemplo:

• Los niños con síntomas de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) tienen más facilidad para concentrarse después de pasar tiempo en la naturaleza.
• Desarrollan más sus destrezas motoras, coordinación, equilibrio y agilidad, y caen enfermos con menor asiduidad.
• Cuando pasan tiempo en espacios naturales, despliegan un juego más diverso, más imaginativo y más creativo, lo cual les ayuda a desarrollar habilidades relacionadas con el lenguaje y de cooperación con los demás.
• El mundo natural además, minimiza el estrés en la vida de los infantes, y les ayuda a enfrentarse a las adversidades.
• Los niños desarrollan más su capacidad de observación y les proporciona una sensación de paz y unidad con el mundo.
• Las experiencias tempranas en el mundo natural se han relacionado la capacidad de maravillarse, elemento determinante en la motivación a lo largo de toda la vida.
• Estar al aire libre desarrolla un sentido de independencia y autonomía.

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En España este movimiento solo está comenzando. Por ejemplo encontramos las “Bosquescuelas”, modelo propuesto por Philip Bruchner, educador infantil y promotor de la iniciativa desde Interprende S.L., y la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, que apuestan por la formación integral de los niños fuera de las tradicionales aulas, a través de una inmersión armónica en la naturaleza. Se prescinde de juguetes prefabricados y la mayor parte del material didáctico proviene del medio natural.

Además hay más profesionales por cada grupo de niños. En las aulas de segundo ciclo de Educación Infantil ordinarias (3-6 años) hay 1 maestro por cada 25 niños. En los futuros centros docentes Bosquescuela en España se pretende que haya 3 profesionales por cada 25 alumnos y los 25 alumnos de 3 a 6 años aprenderían juntos en una clase sin que se les separe por edades.. Esto supondría una mayor atención de nuestros niños y más individualizada (mayor calidad educativa), así como un encuentro más diverso y enriquecedor entre los alumnos, puesto que no existen (salvo en la escuela) lugares donde de forma natural las personas se “junten” únicamente con un grupo de una misma franja de edad. Este hecho es algo artificial que hemos creado la sociedad para facilitar la tarea docente que se propone una enseñanza de lo más homogénea (enseñar a todo el grupo lo mismo y de la manera más parecida posible).

A pesar de que cada vez estemos más alejados de la naturaleza, todos podemos introducir la naturaleza en el aula, y en la vida familiar. Claramente, los beneficios de vivir el contacto con la naturaleza son grandes aliados de la educación de nuestros hijos; aprovechémosla.

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Verónica Huete

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