Cuando el escritor francés Jules Renard dijo, hace más de un siglo, que “el feminismo es prescindir del príncipe azul” no sabía realmente la fuerza que adquirirían sus palabras con el paso de los años. Tradicionalmente, la mujer ha tenido el papel pasivo en cuanto a la seducción se refiere. Debía prepararse, estar lista y a la espera del momento en el que un príncipe la eligiese. A día de hoy, y por mucho que nos gustaría que no fuera así, resultaría inútil negar que estos roles de género siguen existiendo. Sin embargo, como sucede siempre con las tradiciones, llega una contrapartida que las sacude y las hace frente, les quita el polvo y el olor a viejo, y hace que todas las certezas sobre relaciones que se habían establecido en el otro extremo, se tambaleen.
Si a esta nueva corriente le añadimos la velocidad y la facilidad que ha traído internet, la receta es explosiva. Un claro ejemplo de todo esto es la aparición de páginas web como AdoptaUnTio.es, un portal de búsqueda de pareja en el que las mujeres son las “clientas” y los hombres el “producto”, como ellos mismos explican. Parece algo obvio que esto no es nada más que una buena estrategia de marketing. Consigue, a la perfección, su objetivo de destacar esta página entre el resto de ofertas similares, pero lo interesante es el mensaje que hay detrás de ello, la certeza de que hay un tipo de público así al que dirigirse. En este sentido, la socióloga C.R. indica que “las mujeres hemos cometido el error de creer que para alcanzar la igualdad tenemos que copiar todos los comportamientos atribuidos al hombre, entre ellos el de convertir al varón en objeto sexual”.
Por su parte, AdoptaUnTio.es ha revolucionado el sector de las citas on-line en el año y medio que lleva instaurada en nuestro país. El funcionamiento es muy sencillo: son ellas las que mandan, las que tienen que dar el visto bueno para que ellos puedan verlas. De antemano, ellos saben que ellas están interesadas. Y solo han tenido que crearse un perfil en el que resumir sus gustos y aficiones y subir un par de fotos, preferiblemente selfies o fotos tomadas en el espejo, la solución para los desafortunados que no han recibido un palo como regalo esta Navidad. La web, nacida en Francia, ya tiene presencia en ocho países de Europa y Suramérica, donde miles de chicas se dan de alta diariamente, ya que “en el supermercado de las citas, las mujeres encuentran buenos chollos”, como recoge el portal. De hecho, su lema es “hombres, objeto para mimar”.
Según fuentes de la Federación Española de Sexología, “la mujer es ahora el motor del cambio sexual”, aunque advierten que “todavía no hemos llegado a un equilibrio de roles sexuales”. Los expertos consideran que muchas veces es el propio hombre el que se presenta como objeto sexual. “El chico sale de fiesta y quiere ser elegido por la chica. Buscan ser el mejor amante”, señalan.
V.B., psicólogo clínico, indica que “cuando doy clases de educación sexual a adolescentes, me doy cuenta que los chavales de ahora incluso se asustan porque son ellas las que toman más la iniciativa. Hay un cambio generacional y mayor igualdad en los roles de la seducción. La mujer va admitiendo o rechazando y esto desconcierta a los hombres. La mujer tiene más libertad y seguridad en sí misma. Más oportunidades y se permite más”. A su juicio, “el pragmatismo impera en los tiempos actuales, pero no dejamos de estar permanentemente seducidos por la idea del amor romántico. Lo vemos en la música, la literatura y el cine. En el inconsciente el amor romántico predomina, pero la realidad nos hace descender al pragmatismo”.
Sin embargo todo esto nos hace preguntarnos ¿somos un objeto si decidimos tener relaciones con varias personas? ¿quién dice cuál es el límite? ¿cómo debo decir que soy para tener éxito? Lo que realmente supone un reto es la reducción de los usuarios a un perfil en el que se intente plasmar quiénes son, tal como lo venían haciendo las redes sociales durante la última década. Hasta el momento no hay ninguna página web que incluya en sus descripciones un apartado sobre “defectos” o “miedos”. Tal vez lo más acertado sea pensar que los príncipes azules y las princesas rosas solo existen en los cuentos, donde los personajes son redondos y no tienen fisuras. La vida, sin embargo, está llena de matices.