El otoño acecha y nos hurta la brisa del verano,
haciéndonos cambiar de sitio la ropa del armario,
recorrer la capital cogidos de la mano,
deshojarnos entre las sábanas a diario,
Otoño nos pilla in fraganti y sin previo aviso,
Haciendo que dejemos de consumir helados
Y despertemos de nuestro pequeño paraíso,
el paraíso de dos locos enamorados.
Recuerdo cómo el sol matutino nos quemaba
Mientras en la arena permanecíamos tumbados.
Mi piel un poco más se enrojaba
Cada vez que la besaban tus labios salados.
Ahora otoño planea cómo arrebatarte de mis brazos,
Y en un chasquido se convierte en mi adversario,
Pero el pobre no sabe que he catalogado
todo tu cuerpo en forma de inventario.